Vacaciones de invierno en Ushuaia

En el fin del mundo, en medio de una belleza natural asombrosa se encuentra esta ciudad que encanta a todos sus visitantes: Ushuaia, la capital de la Isla de Tierra del Fuego.

Si bien Ushuaia es una ciudad hermosa, que se puede visitar durante todo el año (andar sus calles y bosques ebajo el cálido sol del verano es una aventura imperdible) el invierno le añade el condimento de la nieve, que en el extremo sur del continente , dicen, es la mejor de Sudamérica. A pocos minutos del centro de la ciudad de Ushuaia hay numerosas pistas donde se pueden practicar ski y snowboard con diversos niveles de dificultad, tanto para expertos como para toda la familia.

Pero estas no son las únicas actividades que se pueden disfrutar en la nieve. En Ushuaia hay once centros invernales, cada uno con sus características particulares.

Otra gran opción para divertirse durante el invierno en Ushuaia es hacer un paseo en trineo tirado por perros huskies. Además, hay muchos circuitos de trekking que pueden realizarse con raquetas de nieve, con diversos niveles de intensidad, tanto para quienes solo quieren pasear un poco, como para los que están mas entrenados.

También se pueden realizar cabalgatas entre las montañas nevadas, disfrutando de los bosques fueginos en todo su esplendor. Y por último, pero no menos importante (ni menos divertido) resta mencionar las travesías motorizadas, tanto en trineos de nieve como en camionetas 4x4.

Hay mucho para ver y hacer en Ushuaia. Si bien los deportes de nieve son un clásico, no son la única oferta disponible. Un imperdible: navegar por el Canal de Beagle, realizando avistaje de aves, incluyendo pingüinos, y de lobos marinos. También se puede visitar el faro Les Eclaireurs, el clásico que se ve en todas las postales de Ushuaia, comúnmente confundido con el faro del fin del mundo, el cual en verdad se encuentra en la Isla de los Estados, y fue el cual inspiró a Julio Verne a escribir su famosa novela. De este faro se encuentra una réplica en Ushuaia que puede visitarse.

Y después de un día intenso lleno de actividades, nada mejor que una exquisita cena, quizás con centolla, plato tradicional de la isla, y alguna delicia de chocolate artesanal para combatir el frío, y terminar el día con broche de oro.